HACIENDO STAND-UP EN LAS AMÉRICAS («PART» I)
MADRID – LAX

Este verano, aprovechando que me habían invitado a participar en la Conferencia Internacional de Improvisación Aplicada que se celebraba en la Universad de Southern California en Irvine (Applied Improvisation Network), organicé un viaje centrado en la comedia (#comedytrip) para poder ver a los cómicos más populares del momento en los lugares más míticos del stand-up (monólogo cómico) como el Improv, el Comedy Store o el Laugh Factory en los Ángeles. Una vez allí me enteré de que Kevin Hart organizaba un festival de comedia en Las Vegas (Hartbeat weekend) el fin de semana antes de volver a Madrid. Eso hizo que cambiara mis planes y me tuviera que dejar los ahorros en pillar un hotel a precio de oro y una entrada de reventa para poder ver al que para mí es el cómico más grande del momento: Dave Chappelle.

«La presencia que tienen en escena cómicos como Chris D’Elia, Kevin Hart o Dave Chappelle hace que todo lo que cuentan se multiplique por 10»
HOLLYWOOD. ZONA CERO DE LA COMEDIA

Mi primera parada recién aterrizado después de un vuelo de 12 horas desde Barajas a LAX, fue el Improv de Hollywood, previa parada en un hostel cochambroso (págate tú un hotel bueno céntrico en Los Ángeles o un AirBnB que no esté a 1 hora de coche de los clubs de comedia). Los Ángeles es probablemente la ciudad con más posibilidades para un cómico, ya que los grandes del momento suelen probar allí y los que salen en los clubs son los más cotizados en Netflix, HBO o Comedy Central. Nueva York sigue siendo un clásico, pero el negocio del stand up se mueve en Los Ángeles.

Intenté sacar ticket online para ver a Chris D’Elia pero resultó imposible, así que me fui a taquilla y cuando el chico de seguridad me vio suplicándole a la chica de taquilla una entrada, me llamó disimuladamente para ofrecerme un pase de ‘estrangis’. Le pasé los 20 dólares que me pidió como si estuviera pillando unos gramos de algo ilegal( de lo único de lo que soy yonki es de la comedia, bueno y de las cervezas IPA después de este viaje).

Según entré con cara de flipado en el bar del Improv, emocionado solo por ver las fotos que tienen colgadas en los pasillos de los grandes de la comedia, me encontré de frente con Chris y con otro cómico que le iba a abrir en el primero de los dos pases que hacía esa noche. Por supuesto, fui a saludarle como si fuera mi colega de toda la vida y le pedí la foto diciendo que venía desde España solo para verle (mentira cochambrosa) pero su “No way…man!” lo convirtió en mi hermano para siempre.

LO QUÉ MARCA LA DIFERENCIAIEN ESCENA

El texto de la actuación de Chris D’Elia que vi luego no pasará a la historia de la comedia. Era una hora con bloques muy comunes sobre su vida de soltero o paranoias sobre los perros, pero su “delivery” (su forma de entregar o modo de expresarse)  es lo que hace de él un cómico diferente. Si lo comparas con los cómicos que salieron antes de él (los conocidos como “openers“) parece que se dedica a otra cosa o que hace otro tipo de arte. La principal diferencia que tiene D’Elia es que su actitud es la de no estar para nada preocupado por el resultado. Es natural, juega, se vuelve loco, se lo está pasando bien y disfrutando de lo que cuenta aunque en el fondo quiera obtener la risa como todos. Uno de los problemas en comedia es preocuparse demasiado por ser gracioso y no saber dejarse llevar. Lo mismo pasa al hablar en público: la naturalidad nos acerca al público. Hay que intentar ser uno mismo en la medida de los posible. Os pongo un vídeo robado (evidentemente me pegaron un toque porque está prohibidísimo grabar), pero la ocasión merecía el riesgo. Es una improvisación (o falsa improvisación, ya que es muy común que cuando improvisas algo y funciona, luego lo repitas haciéndolo parecer improvisado).

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